El verdadero propósito de la Experiencia Humana – Transformar el Síndrome de Ilusión de la Separación

La parte de mi que yo llamo El Gran Espíritu y que tal vez tú llamas de otra manera (Fuente / Gerente interior / Voz interior / Intuición / Dios / Universo / Yo superior / Ser superior / Motor Interior) hizo la elección de venir a este espectacular planeta azul, a VIVIR una experiencia humana. Una experiencia humana poderosa, retadora, transformativa; una experiencia humana que es el camino que el Gran Espíritu nos regala para evolucionar nuestra consciencia hacia el retorno a la Consciencia Divina.

Hace unos años asistí a una charla en la que el Dr. Bruce Lipton, PhD en Biología Celular y autor del libro La Biología de la Creencia, daba su explicación sobre como la ciencia y la espiritualidad son dos caras de la misma moneda y como esto está relacionado con que la experiencia humana y la espiritualidad no pueden ser separadas, porque somos seres espirituales haciendo una experiencia humana. Al final de su conferencia, alguien le preguntó: “¿Si somos seres espirituales, y somos luz que proviene de la fuente, que necesidad tiene el Espíritu de venir a esta experiencia humana tan compleja, difícil y retadora?” Él sonrió y de manera simple contestó: “Es fácil; la única manera que el Espíritu puede saber a qué sabe el chocolate, es tomando cuerpo humano!” Todos nos reímos ante una respuesta que inicialmente nos pareció divertida y aparentemente superficial; sin embargo, al reflexionar sobre ella, la respuesta es de una profundidad fascinante.

En algún punto de la historia humana, ocurrió la separación de la materia y la espiritualidad, que implica también la separación del cuerpo, la mente y el alma. La ciencia se dedicó a estudiar lo físico, la materia y separó el aspecto energético y espiritual de la experiencia humana. Esto es lo que llamamos el Síndrome de la Ilusión de la Separación, en la que la experiencia humana está fundamentalmente separada de su origen espiritual – ya sea por creencias científicas o por creencias religiosas.

Esta separación no solo aplica a estar separados de la Divinidad; nos separa del “otro” cuando en realidad todos somos UNO.  No existe tal separación, es tan solo una ilusión de la mente dual, y esto nos aparta de nuestro aspecto espiritual inherente, y del valor intrínseco que tenemos por tan solo existir.

Separar lo humano de la Fuente, de la Unidad, de la Divinidad, puede hacernos sentir inseguros y temerosos de la vida. Por esta razón, el Síndrome de la Ilusión de la Separación es la causa raíz de tantos retos mentales, emocionales o físicos con los que vivimos en nuestra realidad actual. Esto nos lleva a creer – tanto a nivel consciente como subconsciente – que no tenemos el poder para que las cosas vayan mejor o para crear una vida satisfactoria y llena de alegría.  Esta separación nos hizo olvidar que estamos conectados con el potencial infinito de la Consciencia Universal, con algo más grande que nosotros.

Esta visión limitada del ser humano con frecuencia nos convierte en víctimas impotentes del miedo y puede generar una percepción de profunda vergüenza por no sentirnos suficientes, cansancio permanente, profunda tristeza, inconformidad con nuestro cuerpo, enfermedad física o desequilibrio mental, soledad, insatisfacción constante y el auto-juicio inclemente sobre nuestra incapacidad para ser exitosos en la vida.

Esta separación ha creado además profundas divisiones a nivel humano, entre algunas personas que solo creen lo que la ciencia puede demostrar y juzgan todo lo “espiritual” como algo tonto, irreal, falso, infantil y falto de fundamento. Mientras que por otro lado están algunas personas que tienen creencias religiosas o espirituales y que a veces perciben que quienes ven la verdad solo en la ciencia, son menos por no creer en un mundo más allá de las limitaciones actuales de la ciencia.

Y, como si esto no fuera suficientemente complejo, nos hemos puesto cada vez más etiquetas de “separación” y de juicio; separamos por el color de la piel, por sexo o por elección de género, por país de origen, por idioma, por la manera como elegimos alimentarnos, etc.

Toda esta “separacionitis” genera malestar, dolor, rabia, guerras, violencia, soledad, desolación, desilusión, abandono, enfermedad, etc. ¡La separación y el juicio se basan en el miedo, en la desconexión del espíritu, en la ausencia de amor, y hemos creado una cultura que le tiene miedo a todo lo que es diferente!

Resolver el Síndrome de Ilusión de Separación y crear el paraíso en la tierra es el verdadero propósito de la experiencia humana.

Tú puedes elegir seguir viviendo como aprendiste de la cultura y de tu familia, con el fundamento subconsciente limitante que promueve la separación, que promueve que el bienestar depende de obtener más éxito laboral, de tener más dinero en el banco, de poder comprar una casa msá grande o un carro nuevo.

O, puedes encontrar la manera de transformar las creencias y condicionamientos a nivel subconsciente para hacer una elección diaria de VIVIR en balance, en armonía – interna y externa – en donde la consecuencia natural es la posibilidad de maximizar tu potencial como ser humano, tu bien-estar a nivel físico, mental y emocional y tu relación sana y expansiva con la abundancia a todo nivel. En resumen, la posibilidad diaria de VIVIR en dicha, en amor, en paz.

Hay muchas maneras de lograr VIVIR mejor – nuestra propuesta se basa en un proceso esencialmente espiritual, llamado PSYCH-K®, que tiene beneficios a todos los niveles de la experiencia humana. Un proceso de auto-realización, que te permite descubrir lo que llamamos “espiritualidad aplicada” a la vida práctica, para que puedas acceder a tu mente subconsciente y darle nueva información basada en tu elección amorosa para recordar tu versión mas autentica.

Al integrar PSYCH-K® en tu vida diaria, como un camino de auto-observación, puedes elegir transformar todo aquello que se manifiesta en tu vida como el Síndrome de Ilusión de la Separación, para hacerte consciente que eres una célula de un gran macro-organismo llamado humanidad y que como dice Lao Tse, el regalo mas grande que podemos hacerle al mundo, es el de nuestra propia transformación.